martes, 10 de junio de 2014

Convivencia felina

El gato fue el último de todos en adaptarse al ser humano y no domesticarse, porque en realidad fue él el que se acercó a nosotros, sin cadenas, corrales, ni coacciones... Fue cambiando casi por completo sus instintos de animal solitario y territorial. Aunque en el fondo de su cerebro sigue siendo territorial y, en situaciones de conflicto, aparecen sus instintos de animal solitario.
Hoy día podemos ver grupos de gato conviviendo juntos, ya que igual que nos han aceptado a nosotros, aceptan compartir su espacio con otros gatos, con perros o con otras especies, siempre y cuando no les generen problemas. 

Para un gato su territorio es sagrado y les gusta tener todos sus rincones controlados. Por eso, entenderá la aparición de otro gato como una amenaza, como una intrusión, lo que puede dar lugar a situaciones de estrés. 
Pese a lo que mucha gente piensa, las gatas son bastante más territoriales que los machos. En la naturaleza, los machos defienden su espacio de otros machos, pero las hembras son las que tienen especial cuidado en que su territorio, donde se supone que cuidarán sus crías, sea un lugar seguro.
Normalmente lo aconsejable es sólo tener dos gatos juntos, porque tres o más suelen surgir problemas. Dos gatos juntos se acompañan, juegan y estarán más entretenidos. Lo mejor es juntarlos desde pequeñitos, ya que los cachorros admiten mejor a otros compañeros. Es indiferente el sexo, pero si hay que tener claro que cuando lleguen a la madurez sexual pueden haber problemas, por lo que la solución sería la esterilización.
Una situación muy frecuente es cuando tenemos un gato solo en casa y queremos introducir un compañero, que normalmente es un gatito joven. En este caso, la situación puede oscilar desde un recibimiento con mucha curiosidad y amistoso, a un recibimiento hostil, con bufidos y maullidos. En el caso de las gatas y de dos gatos adultos puede ser más problemático, pero no imposible.

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